Y bueno, no todo es color de rosa. No todo el mundo asume a un bebé con Down como algo fantástico. Pancho (papá de Esteban) dice siempre una frase muy buena: “desde afuera el mundo nos debe ver como si algo grave nos está pasando. Aquí adentro, en casa, todo está tranquilo. Como si nada”. Y es cierto. Las personas deben imaginarse que uno siente ganas de morirse. Y no es así. Esto lo une a uno mucho en la familia. Pero no todos lo ven igual.
Lamentablemente, en muchas ocasiones, es algún familiar quien representa uno de los mayores obstáculos en el avance y obtención de soluciones.
Nunca falta el que diga “esa es tu cruz”, o le llame al bebé “el problema”.
Otros muchos, por ignorancia, siguen creyendo que el Down es genético. Que es una condición familiar y que eso hace que la familia lleve en su “sangre” algo malo. Da pena ver como en pleno 2006 aún existan personas con concepciones tan equivocadas.
Claro que también están los que se preocupan más por “el qué dirán” que por el bebé mismo.
Sobre todo, estos prejuicios han de verse en personas de generaciones anteriores. Y serán estas las que dirán las cosas más duras y equivocadas. Para ellas es más difícil sobreponerse al cambio y a la idea de un bebé distinto. Además, hay que tomar en cuenta que se criaron en un mundo donde los Downs carecían de oportunidades y medios para salir adelante, y su idea de un niño Down es bastante mala.
Si Usted es familiar de un bebé Down y simplemente se siente confundido y no sabe qué hacer, mi consejo: Mientras no se haya tomado el tiempo y el trabajo suficiente para informarse bien, no abra la boca. Sus palabras, por venir de usted (un ser querido para los papás del bebé) pueden crear una marca en el alma de ellos para siempre. Y lo más seguro es que termine por ser excluido del círculo. Más por temor a que lastime al bebé que por maldad de los padres.
Aquí el tema es sencillo: cada cual decide si se sube en el barco o se queda.
No hay que poner a escoger a un papá entre su bebé y un tío, abuelo, mamá, primo (qué se yo) porque la respuesta es obvia: uno va a defender a su hijo con uñas y dientes, de quien sea.
Además, no sea injusto, los papás ya tienen suficiente dolor y confusión, como para que Usted venga a añadirles más. Si siente que no puede aceptar al bebé, contrate un psicólogo y encuentre por sí mismo la manera de lidiar con sus prejuicios.
Lamentablemente, en muchas ocasiones, es algún familiar quien representa uno de los mayores obstáculos en el avance y obtención de soluciones.
Nunca falta el que diga “esa es tu cruz”, o le llame al bebé “el problema”.
Otros muchos, por ignorancia, siguen creyendo que el Down es genético. Que es una condición familiar y que eso hace que la familia lleve en su “sangre” algo malo. Da pena ver como en pleno 2006 aún existan personas con concepciones tan equivocadas.
Claro que también están los que se preocupan más por “el qué dirán” que por el bebé mismo.
Sobre todo, estos prejuicios han de verse en personas de generaciones anteriores. Y serán estas las que dirán las cosas más duras y equivocadas. Para ellas es más difícil sobreponerse al cambio y a la idea de un bebé distinto. Además, hay que tomar en cuenta que se criaron en un mundo donde los Downs carecían de oportunidades y medios para salir adelante, y su idea de un niño Down es bastante mala.
Si Usted es familiar de un bebé Down y simplemente se siente confundido y no sabe qué hacer, mi consejo: Mientras no se haya tomado el tiempo y el trabajo suficiente para informarse bien, no abra la boca. Sus palabras, por venir de usted (un ser querido para los papás del bebé) pueden crear una marca en el alma de ellos para siempre. Y lo más seguro es que termine por ser excluido del círculo. Más por temor a que lastime al bebé que por maldad de los padres.
Aquí el tema es sencillo: cada cual decide si se sube en el barco o se queda.
No hay que poner a escoger a un papá entre su bebé y un tío, abuelo, mamá, primo (qué se yo) porque la respuesta es obvia: uno va a defender a su hijo con uñas y dientes, de quien sea.
Además, no sea injusto, los papás ya tienen suficiente dolor y confusión, como para que Usted venga a añadirles más. Si siente que no puede aceptar al bebé, contrate un psicólogo y encuentre por sí mismo la manera de lidiar con sus prejuicios.
Pd: en la foto, Mariana, la 1a vez que sostuvo su pacha. Hoy, a sus 5 meses, se sentó por sí sola durante más de 2 minutos. Jenny saltaba de contenta! Y yo con ella...
4 comments:
Te entiendo un montón. en estos nuestros "paísitos" como siempre lo hemos pensado, la gente cree saber qué es lo que más te conviene en cualquier circunstancia, sin siquiera haber experimientado algo como lo que te pueda estar sucediendo.
Entiendo este sentimiento, pero llegue a la conclusión que en la vida son contados con los dedos de una mano las personas que se acercan a tu vida y sinceramente están contigo y te apoyan en todas tus decisiones y situaciones independientemente estén o no de acuerdo contigo. y esos son los que valen la pena.
además también me he dado cuenta a lo largo de mi vida que necesitas a muy, pero muy pocas personas en tu vida para ser realmente felíz y para encontrale sentido a lo que haces.
así es que uniendo a los contados con los dedos de una mano y lo poco que los seres humanos necesitamos para ser felices, no importanta lo que el mundo piense de tu situación. sigue adelante que lo más importante es seguir siempre a tu corazón...estamos tan confundidos y tan "endrogados" por lo que nos dice nuestro cerebro, por lo que nos han enseñado es el bien y el mal y porque siempre nos metieron en la cabeza que somos pecadores y todo lo que nos suceda es "por algo" o "por castigo", que hemos olvidado de sentir con el corazón y entender que todo lo que nos sucede siempre tiene una razón y esa razón nos lleva invariablemente a ser mejores personas, a descubrir el diamante hermoso que somos como seres humanos...
Vanesa, Mariana se ve tan divina con su pachita.
Como me alegro por ustedes, tienen una hija super linda
Sonia
Y si querida, la ignorancia es el mal de todos los tiempos y la falta de experiencia su compañera.
Un abrazo y vos sabés, estamos con ustedes
Mirá, una persona ignorante es capaz de hacer más daño que una persona mal intencionada. Porque no sabe que está dañando.
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