Nadina me preguntó en un mail, ¿qué hace la gente que no tiene recursos con sus niños down? Porque siempre se tiende a creer que un niño down demanda grandes recursos económicos, y no es así.
Los niños down, salvo que traigan complicaciones físicas, en general son niños como cualquiera. Su desarrollo es más tardado, lo cual implica que caminarán meses después que un niño normal, tardarán más en hablar, etc. Y la idea de las clases es cerrar esa brecha entre el retrazo y el desarrollo normal. Pero en general, la gente que carece de recursos, no se enfrenta a mayores problemas.
Tampoco exigirán que la mamá, si es que trabaja, deje de hacerlo (como conversábamos con Jorge y Aida el otro día).
Son niños que no complican nada. Son lo más sencillo de cuidar, y los más pacientes. Aunque no por ello ha de dejárselos desatendidos.
En Unicar conocí a un niña down, Celeste, que tenía 9 años. La habían operado de su corazón, su familia era de muy escasos recursos, y su mamá me contó, que de forma instintiva la estimuló para que se sentara, caminara, etc. Era increíble verla tan despierta y estimulada, aunque quizás habría estado aún mejor de haber contado con los recursos necesarios, porque Celeste no hablaba.
La gente tiende a pensar que las clases especiales (o terapia, como le llama la mayoría) son algo complicado, y no es así. Jenny, en sus clases, le pone canciones a Mariana y se las canta. Le hacer burbujas de jabón para que ella las siga, antes con la vista, hoy con sus manitas. Le hace masajes en sus piernitas y espalda. La pone a agarrar cosas, etc. Es decir, la pone a hacer todo lo que un niño haría por sí mismo, pero que en el caso de los downs hay que incentivarlo para que lo hagan.
Siempre que juego con Mariana, los juegos se encaminan a hacer cosas que he visto en las clases con Jenny. O sea que la Jenny me ha dado ideas y me ha enseñado a jugar con mi hija, y nos la pasamos muy bien juntas. Es cosa de sentido común, pero siempre es bueno el consejo de un experto para sacar el mayor provecho posible.
Los niños down, salvo que traigan complicaciones físicas, en general son niños como cualquiera. Su desarrollo es más tardado, lo cual implica que caminarán meses después que un niño normal, tardarán más en hablar, etc. Y la idea de las clases es cerrar esa brecha entre el retrazo y el desarrollo normal. Pero en general, la gente que carece de recursos, no se enfrenta a mayores problemas.
Tampoco exigirán que la mamá, si es que trabaja, deje de hacerlo (como conversábamos con Jorge y Aida el otro día).
Son niños que no complican nada. Son lo más sencillo de cuidar, y los más pacientes. Aunque no por ello ha de dejárselos desatendidos.
En Unicar conocí a un niña down, Celeste, que tenía 9 años. La habían operado de su corazón, su familia era de muy escasos recursos, y su mamá me contó, que de forma instintiva la estimuló para que se sentara, caminara, etc. Era increíble verla tan despierta y estimulada, aunque quizás habría estado aún mejor de haber contado con los recursos necesarios, porque Celeste no hablaba.
La gente tiende a pensar que las clases especiales (o terapia, como le llama la mayoría) son algo complicado, y no es así. Jenny, en sus clases, le pone canciones a Mariana y se las canta. Le hacer burbujas de jabón para que ella las siga, antes con la vista, hoy con sus manitas. Le hace masajes en sus piernitas y espalda. La pone a agarrar cosas, etc. Es decir, la pone a hacer todo lo que un niño haría por sí mismo, pero que en el caso de los downs hay que incentivarlo para que lo hagan.
Siempre que juego con Mariana, los juegos se encaminan a hacer cosas que he visto en las clases con Jenny. O sea que la Jenny me ha dado ideas y me ha enseñado a jugar con mi hija, y nos la pasamos muy bien juntas. Es cosa de sentido común, pero siempre es bueno el consejo de un experto para sacar el mayor provecho posible.
El retrazo que antes se veía en personas con down no era causado por el down mismo, sino por el encierro y abandono de que eran objeto. Tal situación afectaría incluso a un niño normal...
Ahora bien, mi recomendación para los papás que carezcan de recursos es buscar ayuda accesible, pero buena, y recibir instrucciones de cómo estimular al bebé en casa. Siempre existen instituciones estatales (el seguro social, asociaciones para síndrome de down, entidades caritativas, etc.) que puedan ayudar en ello. Pero es deber de los papás ser en todo caso, los más informados.
También existen libros, videos o ideas en internet. En la página www.sindromedown.net existe buena información relacionada.
Pd: Mariana ya se sienta sin apoyar sus manos. Aquí, en su bañera, disfrutando del agua.
Pd: Mariana ya se sienta sin apoyar sus manos. Aquí, en su bañera, disfrutando del agua.
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