Wednesday, December 13, 2006

José Javier

Posted by Picasa Ese sábado por la mañana, habíamos conocido a un niño con down, y mi esposo se había puesto muy triste, porque lo vio mal. Yo sé que él se sentía abatido, y seguramente pensaba que nuestra hija iba a estar igual. Pero Dios quiso que por la tarde nos encontráramos en Pricesmart a José Javier. De lejos no pude distinguir que tenía down, porque José Javier camina muy erguido y siempre viste a la moda. Con chaqueta de cuero, botas negras jeans y lentes oscuros, era difícil darse cuenta. Y además, estaba cuidando a un niño, que luego supe, era su sobrino. Lo perseguí entre las góndolas, los pasillos, con un poco de temor de que fueran a pensar mal, traté de ubicar a los papás. Quería ver cómo eran. Si serían personas normales o si se les vería tristes. De pronto, parados frente a los embutidos (nunca se me olvida) vi a una señora muy guapa y a su esposo, también de "muy buen ver" con una camisa rosada, muy a la moda. José Javier les dijo algo y ellos le contestaron, entonces decidí acercarme. Me presenté, les conté que yo tenía una bebé (en aquel entonces de dos meses) con down, y que haber visto a su hijo tan bien, me había devuelto el alma al cuerpo. José Javier se acercó, y me saludó muy educado. Ellos, Verdad y Federico, muy amables me comenzaron a decir que todo estaría bien. Federico, el papá de José Javier, sacó de su billetera un fajo de billetes y me dijo que ese era el sueldo de su hijo. Que se lo había entregado completo. José Javier trabaja en el Jockey Club y lleva una vida muy normal. Su medio de transporte es una cuadrimoto, monta a caballo, ha ganado varios premios y tiene novia (o ya no la tiene, no estoy enterada muy bien, pero tuvo al menos). Llamé a Gerardo, que no había querido participar de mi persecución por el supermercado, y se impactó cuando José Javier lo saludó con un abrazo y le contó un poco de su vida. Yo, con lágrimas en los ojos, le dije a Verdad que no tenía idea lo mucho que le agradecía su lucha, porque gracias a papás como ellos, nosotros teníamos una esperanza de ver bien a nuestra hija. Que su determinación por sacar adelante a su hijo, había hecho que nosotros tuviéramos más fuerzas para luchar y sacarlos adelante también.
José Javier tiene 21 años y es muy alegre. Estudió en un colegio normal y le encanta la gente. Siempre tiene un abrazo muy rico para darle a uno.
Hoy en la noche, estuvimos cantando juntos, con él y con mi esposo. Le gusta Maná y Moderatto. También quedamos en ir juntos al siguiente concierto que hubiera en Guatemala.
Entonces pensaba, que si en un futuro mi hija Mariana es tan feliz como él, no tendré nada más que pedirle a la vida... ¡Y pensar que en su momento lloré tanto!

2 comments:

Anonymous said...

Vi tu blog y me llena de alegria ver que tienen una comunidad que los acoge y los hace sentir en familia, con un nivel de empatia que no se puede encontrar en otro lado mas que en casa o en familia (esto no siempre lo logran todos) muchas veces hasta la familia se vuelve en contra tuya. Me llenaron de esperanzas tus nuevas historias sobre todo la de Jose Javier, tu ya me habias comentado de el, y te agradezco que des muestras graficas de su buen estado, yo como tu esposo me he sentido mal ante la incertidumbre del desarrollo mental y fisico de nuestro hijo, es un temor que constantemente cruza por tu mente y no te deja vivir. Te cuento que nos hemos agarrado de Dios, y tu sabras que solo asi el camino se hace menos arido, hay dias de altos y bajos........., solo te pregunto cuanto dura esa sensacion y cuando empieza ser menos intensa (porque creo que no desaparece, solo aprendes a vivir con ella sin dolor) y en eso ayudan tus nuevos amigos Down como tu les llamas, se ven todas preciosas y todos "en el caso de hombres no puedo decir nada" jajaja.

Anonymous said...

Vanessa: Te voy a contar de Lupita, si es que no te ha contado Rafael. No sé que parentezco lejano o cercano tengan con mi esposo, pero al parecer el papá de Lupita es un primo del papá de Rafael. Bueno, el caso es que Lupita nació con down y aunque lo tiene es una persona muy normal. Su mamá la educó muy bien: con mucha paciencia. Ahora Lupita es una mujer brillante. Cuando la conocí ella era secretaria en el Ministerio de Salud, antes archivaba documentos y después ascendió por sus propios meritos. La veo y es tan profesional, más que sus compañeras "normales" de trabajo. Lee mucho y para que no se le olvide lo leído y aprendido reescribe el libro. ¿Cómo? Lo transcribe literalmente del libro a su cuaderno con letra muy hermosa y legible que hasta yo envidió, de verdad!.
Veo a su mamá y encuentro a una persona tranquila y segura. Veo a su papá y descubro la fortaleza. Y veo a sus dos hermanas y tengo la certeza de encontrar el respeto, el cariño y la admiración por Lupita.
Siempre que tenemos el privilegio de encontrarmos podemos conversar de muchas cosas y siempre salgo con la sensación de que me ha enseñado algo. Creo que es: Perseverancia, amor a la vida, constancia, pasión por lo que queremos para nosotros y lo demás.
Bueno, no es necesrio decirte que llorar no es la solución sino que aceptarlo y trabajar por una mejor vida para nuestros hijos (as)como lo han demostrado Verdad, Federico, José Javier, Mariana, tú y tu esposo, y todos los que estan en la jugada.
Cariños de siempre,
Krisma.