El Miedo

Hoy me visitó Betty, mi vecina. Me comentó que habían leído con su familia el artículo sobre el blog de Mariana en elPeriódico y me dijo haber entendido muchas cosas. Cuando ella vino a visitarme para conocer a Mariana y traerme un regalito, Mariana tendría diez días de nacida probablemente. Para ese entonces ya sabíamos lo del Down y lo de su corazón y yo de verdad estaba aturdida. Aturdida como nunca antes en mi vida. Betty me recordó el miedo que yo tenía por aquel entonces. Ese día le dije que debían encender las luces de su cochera, porque era peligrosa la oscuridad, encendí las luces de mi casa, y quién sabe qué otras cosas.
No sé qué habrá pensado ella, pero sí encendieron por un tiempo las luces del garage. Sí me acuerdo haberle comentado que sentía miedo y ella me hizo referencia a la depresión post parto y esas cosas.
Yo aún no me animaba a hablar como lo hago ahora del asunto. Yo misma no tenía nada claro en la cabeza. No sabía qué pensar. No sabía si era mejor decirlo o quedármelo callado, aunque me doliera como nada. Tenía miedo, el más puro miedo. Podía sentirlo en la boca. Todo lo que comía me sabía amargo. Recuerdo haber leído una revista y no haber entendido nada (luego la volví a leer y era como si nunca lo hubiera hecho).
Los atardeceres —que jamás han sido mi fuerte— me daban más miedo que nunca.
Pero esa turbación (que parece será eterna) pasa. Entonces uno comienza a ver las cosas con mayor claridad y hasta llega a admirarse de haber sentido tantas cosas feas juntas.
Alguien me contó que al bebé de su hermana recién lo han diagnosticado con Down. Sólo imaginarme lo que ella está pasando en estos momentos, vuelve a ser doloroso para mí. Sé exactamente lo que está sufriendo. Cuáles son sus pensamientos y dudas. Pero pasa, y mucho más rápido de lo que uno se imagina. Un abrazo.

Pd: en la foto, Valeria, porque me han dicho que casi no sale en el blog. Valeria nunca deja a su osito por nada y lo lleva a todas partes.