Se me había olvidado contarles que desde hace casi dos meses Mariana ya no toma pacha. Ahora toma pachón con leche.
Un buen día Jenny decidió que era suficiente pacha(esas decisiones difíciles se las dejo a ella). Entonces nos instruyó en la forma de hacer la "metamorfosis" alimentaria. "Va a llorar mucho"- dijo. "Y habrá que tenerle paciencia. Es posible que durante un par de días se niegue a tomar del pachón, pero el cambio debe ser drástico, de otra forma no funciona. No se va a morir de hambre, pues ya come sus tres tiempos y para mientras vamos a sustituirle las calorías de la leche con queso, yogurt, etc."
Y así fue. Las pachas desaparecieron de un día para el otro. Mariana resongó dos días seguidos, durante los cuales se negó a tomar leche del pachón. Todos en la casa estábamos consternados. Al día tres, estando yo a punto de tirar la toalla, Jenny vino y le ofreció nuevamente el pachón. Mariana, quizás resignada, quizás hambrienta, lo tomó como si hubiera estado acostumbrada a él toda su vida y casi de un sorbo se bebió toda la leche.
Los motivos para el cambio eran importantes. La pacha no permite un adecuado desarrollo, ni ejercicio de la lengua y demás músculos bucales que son necesarios para hablar. El área más comprometida en los Downs es el habla. Les cuesta mucho. Algunos llegan incluso a los tres años sin decir palabra, otros no logran expresarse nunca por falta del apoyo adecuado. Su cabidad bucal que es reducida, aunado a la hipotonía, les dificulta mucho el habla. Por esta razón es menester que luego de los dos años se inicien con ellos en terapias de lenguaje.
Pues en cuanto Mariana dejó de tomar pacha, su habilidad bucal mejoró significativamente. Hoy día puede emitir muchos sonidos, como ma, pa, ta, la, cuac, mu, entre otros.
La moraleja una vez más es: Los niños con Down pueden hacerlo TODO, siempre y cuando los papás y sus maestros nos propongamos con firmeza un objetivo. Jenny es decisiva en este proceso, ya que ella, con su experiencia, me da fortaleza para seguir empeñada en algo y no desfallecer pensando cosas como "pobrecita la niña", "¿para qué la vamos a hacer sufrir?". Pues es cosa de aguantar un poco de molestias ahorita, para ver extraordinarios resultados más tarde.
Un abrazo.
Un buen día Jenny decidió que era suficiente pacha(esas decisiones difíciles se las dejo a ella). Entonces nos instruyó en la forma de hacer la "metamorfosis" alimentaria. "Va a llorar mucho"- dijo. "Y habrá que tenerle paciencia. Es posible que durante un par de días se niegue a tomar del pachón, pero el cambio debe ser drástico, de otra forma no funciona. No se va a morir de hambre, pues ya come sus tres tiempos y para mientras vamos a sustituirle las calorías de la leche con queso, yogurt, etc."
Y así fue. Las pachas desaparecieron de un día para el otro. Mariana resongó dos días seguidos, durante los cuales se negó a tomar leche del pachón. Todos en la casa estábamos consternados. Al día tres, estando yo a punto de tirar la toalla, Jenny vino y le ofreció nuevamente el pachón. Mariana, quizás resignada, quizás hambrienta, lo tomó como si hubiera estado acostumbrada a él toda su vida y casi de un sorbo se bebió toda la leche.
Los motivos para el cambio eran importantes. La pacha no permite un adecuado desarrollo, ni ejercicio de la lengua y demás músculos bucales que son necesarios para hablar. El área más comprometida en los Downs es el habla. Les cuesta mucho. Algunos llegan incluso a los tres años sin decir palabra, otros no logran expresarse nunca por falta del apoyo adecuado. Su cabidad bucal que es reducida, aunado a la hipotonía, les dificulta mucho el habla. Por esta razón es menester que luego de los dos años se inicien con ellos en terapias de lenguaje.
Pues en cuanto Mariana dejó de tomar pacha, su habilidad bucal mejoró significativamente. Hoy día puede emitir muchos sonidos, como ma, pa, ta, la, cuac, mu, entre otros.
La moraleja una vez más es: Los niños con Down pueden hacerlo TODO, siempre y cuando los papás y sus maestros nos propongamos con firmeza un objetivo. Jenny es decisiva en este proceso, ya que ella, con su experiencia, me da fortaleza para seguir empeñada en algo y no desfallecer pensando cosas como "pobrecita la niña", "¿para qué la vamos a hacer sufrir?". Pues es cosa de aguantar un poco de molestias ahorita, para ver extraordinarios resultados más tarde.
Un abrazo.
Pd.: En la foto Mariana con su pachón favorito: El que le regaló Jenny en navidad. ¡Mirenle las lágrimas de berrinche porque nos tardamos mucho en dárselo! Como cambian las cosas, ¿no?
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