
Viéndolo, me di cuenta que se parece mucho a Mariana. Su carita, sus ojitos, su pelo, su mirada... son tan parecidos. Tiene la misma expresión de paz que irradia mi gorda.
Gerardo, mi esposo, le comentaba a alguien anoche: "cuando vengo de la oficina, a veces muy cansado, entro al cuarto y veo a Mariana en su cuna. Me mira como diciendo que nada importa. Que aquí adentro en la casa, todo está en paz".
Y ese es el don que tienen nuestros bebés: irradian mucha paz y mucha tranquilidad.
Estoy segura que esta será la mejor navidad que hayamos tenido. Este año aprendimos cosas muy importantes. ¡Qué rico!

No comments:
Post a Comment