Hellen Keller

Mariana ha ido creciendo, y con ella nosotros, sus papás. Antes no sabíamos nada sobre ayudas y clases especiales. Ahora pienso que al menos tenemos esa lógica (algo similar a la lógica culinaria o de computación) que nos permite tomar decisiones.
Jenny ha sido importantísima. Ella ha tenido la paciencia de aclararme mis dudas una y otra vez.
La disciplina es un factor clave. Si al niño se le cede cuando hace un berrinche, mucho estará perdido.
Ayer, Jenny me llamó a las 10 pm. Estaban dando la película de Helen Keller, una niña que a los 19 meses quedó sorda, ciega y sorda a consecuencia de una rara enfermedad.
Sus papás, que la habían consentido en demasía, luego de sopesar la posibilidad de internarla en un asilo, deciden legarla al cuidado de Anne Sullivan (ciega), quien había sido recomendada nada más y nada menos que por Alexander Graham Bell, quien a su vez trabajaba con niños sordos. Fue terrible, no lo voy a negar, ver en la película cómo la maestra lucha con la niña (casi salvaje, muy alterada y violenta) para inculcarle disciplina. Incluso llega a aislarla en un pequeña casita del jardín de sus papás para poder educarla libre de su malcriadora influencia. A la niña le costó muchísimo darse cuenta que la señas que la maestra le hacía en las palmas de sus manos o mediante un método especial que consiste en tocar los labios de su interlocutor, tenían algún significado. Pero un buen día, hiló todas las enseñanzas y a partir de ese momento le pidió a su maestra que la enseñara a darle nombre a todo lo que la rodeaba. (Obvio que en esa parte de la película lloraba yo cual Magdalena).
La niña no sólo logró hacerse entender y comunicarse, sino que también aprendió el francés, el alemán, el griego, el latín y el braile. En 1888 se graduó de Radcliffe Collage, cum laude, con la ayuda y traducción de su maestra. Fue la primera persona sorda en graduarse de la universidad.
Helen se convirtió en una oradora y autora mundial (once libros en total). Estableció una lucha por los discapacitados del mundo y en 1915 fundó el instituto Helen Keller Internacional para la prevención de la ceguera. Viajó, junto a su maestra, por más de 39 países, siendo recibida con honores por varios presidentes estadounidenses (En 1964, Lyndon B. Jonson la condecoró con la Medalla Presidencial de Libertad, máximo honor estadounidense para los ciudadanos)). Fue amiga de varios personajes famosos como Graham Bell mismo, Charlie Chaplin y Mark Twain. Incluso se involucró en actividades políticas de izquierda y escribió mucho a favor de las clases trabajadoras.
Murió a la edad de 88 años, luego de una vida llena de triunfos que nadie jamás pudo imaginarse.
Pues bien, y los niños con Down, que no son ciegos, ni mudos, ni sordos… ¿qué no son capaces de llegar a hacer? El mundo entero se nos abre para asombrarlo.