Mariana recibe una hora por la mañana con Jenny. Durante esta, Jenny se encarga de estimularla para que gatee, para que reconozca las partes de su cuerpo, pueda tomar objetos con sus manos y entregarlos, le hace masajes bucales, faciales y corporales, le canta, etc.
Además de eso, antes del mediodía, por la tarde y antes de acostarse Mariana vuelve a hacer sus ejercicios de gateo. Yo calculo que este día debe haber gateado —con ayuda, claro— unos 80 metros por lo menos, lo cual es muchísimo y requiere de mucho esfuerzo y tiempo. Así que el que diga que esto es sencillo, miente. He comprendido que no existe mejor medicina que la constancia. ¡Y cómo cuesta!
Eva, por ejemplo, hace que Alvarito de tres vueltas al condominio donde viven y me ha contado que sólo paran cuando ella considera que ya ha sido demasiado.
Así que como verán, los niños Down sí pueden, pero requieren de mucho apoyo. Para lograr un tan solo objetivo, muchas veces uno debe emplear muchísimas horas.
Sin embargo, por otro lado, algo me costó mucho aceptar es que cada niño lleva su propio ritmo. Comentábamos con Eva, Meches y Francesca que a veces pareciera como si las cosas fueran muy, muy lentas y que los ejercicios no dieran resultados inmediatos. Uno de mamá tiende a angustiarse y a llenarse de ansiedad (yo al menos). Eso pasa, y he querido compartírselos porque pienso que a todos nos ha de pasar en alguna ocasión, y bueno, ahora veo que es normal. Yo al menos, tengo la suerte de contar con mis amigas que están pasando o ya han pasado por la misma experiencia y pueden orientarme, pero no todo el mundo tiene un grupo de gente metida en este rollo del Down. Creo entonces justo que puedan encontrar en este blog un testimonio sincero como este.
Pues bien, cuando esto ocurre, no quiere decir que uno haya de quedarse de brazos cruzados esperando que su bebé gateé cuando quiera o cuando la famosa (y muy odiada) tabla de Down diga. No: Significa que hay que duplicar esfuerzos para que los resultados se vean lo antes posible, y al ocuparse del asunto uno se despreocupa. Como dice Jenny: “Hay que comprometerse con el objetivo”. Y este compromiso implica hacer los ejercicios con constancia y conciencia.
También hay que tomar en cuenta que las tablas de desarrollo no son exactas. Pueden variar de niño en niño, incluso regulares, así que hay varios factores que sopesar.
Voy a intentar publicar más seguido esta clase de experiencias, que a mí al menos, me han resultado útiles. No quiero dejar la sensación en este blog que todo lo que se relaciona con nuestros bebés es fantástico y sencillo. Todo lo contrario. Yo, como mamá, estoy entrando a una etapa en que los objetivos a lograr con Mariana son cada vez más complejos, y bueno, ni modo, me tuve que apretar el cincho... y me ha costado mucho.
Además de eso, antes del mediodía, por la tarde y antes de acostarse Mariana vuelve a hacer sus ejercicios de gateo. Yo calculo que este día debe haber gateado —con ayuda, claro— unos 80 metros por lo menos, lo cual es muchísimo y requiere de mucho esfuerzo y tiempo. Así que el que diga que esto es sencillo, miente. He comprendido que no existe mejor medicina que la constancia. ¡Y cómo cuesta!
Eva, por ejemplo, hace que Alvarito de tres vueltas al condominio donde viven y me ha contado que sólo paran cuando ella considera que ya ha sido demasiado.
Así que como verán, los niños Down sí pueden, pero requieren de mucho apoyo. Para lograr un tan solo objetivo, muchas veces uno debe emplear muchísimas horas.
Sin embargo, por otro lado, algo me costó mucho aceptar es que cada niño lleva su propio ritmo. Comentábamos con Eva, Meches y Francesca que a veces pareciera como si las cosas fueran muy, muy lentas y que los ejercicios no dieran resultados inmediatos. Uno de mamá tiende a angustiarse y a llenarse de ansiedad (yo al menos). Eso pasa, y he querido compartírselos porque pienso que a todos nos ha de pasar en alguna ocasión, y bueno, ahora veo que es normal. Yo al menos, tengo la suerte de contar con mis amigas que están pasando o ya han pasado por la misma experiencia y pueden orientarme, pero no todo el mundo tiene un grupo de gente metida en este rollo del Down. Creo entonces justo que puedan encontrar en este blog un testimonio sincero como este.
Pues bien, cuando esto ocurre, no quiere decir que uno haya de quedarse de brazos cruzados esperando que su bebé gateé cuando quiera o cuando la famosa (y muy odiada) tabla de Down diga. No: Significa que hay que duplicar esfuerzos para que los resultados se vean lo antes posible, y al ocuparse del asunto uno se despreocupa. Como dice Jenny: “Hay que comprometerse con el objetivo”. Y este compromiso implica hacer los ejercicios con constancia y conciencia.
También hay que tomar en cuenta que las tablas de desarrollo no son exactas. Pueden variar de niño en niño, incluso regulares, así que hay varios factores que sopesar.
Voy a intentar publicar más seguido esta clase de experiencias, que a mí al menos, me han resultado útiles. No quiero dejar la sensación en este blog que todo lo que se relaciona con nuestros bebés es fantástico y sencillo. Todo lo contrario. Yo, como mamá, estoy entrando a una etapa en que los objetivos a lograr con Mariana son cada vez más complejos, y bueno, ni modo, me tuve que apretar el cincho... y me ha costado mucho.
Pd.: En la foto, la manita de Mariana abrazando a su papá.
1 comment:
Para que vean como es esto de complicado... según Jenny, Mariana debería gatear por lo menos 250 metros diarios!!! Y bueno, ya iremos incrementando.
Post a Comment